Antonio Font de Bedoya

Nació en Palencia el 29 de julio del año 1910.

Finalizó sus estudios en la Escuela de Arquitectura madrileña pocos días antes de comenzar la guerra.

Integrado en el grupo de Arquitectos del Patronato Nacional Antituberculoso fue encargado de redactar los datos en los que se recogieran las necesidades que, en este campo, habían de subsanarse en el Noroeste español.

Los Sanatorios nuevos de la ciudad de Palencia y de Quintana del Puente, en esta misma provincia, la rehabilitación del Sanatorio Marítimo de Oza en La Coruña o del Edificio de Fuentes Blancas en Burgos, la transformación del Balneario de Boñar en León o la revisión del proyecto del Sanatorio del Rebullón, en Vigo, realizado por Fernández Cochón así como un detalladísimo informe sobre otros edificios que podrían adaptarse como Sanatorios son el fruto de la dedicación con la que se entregó a este trabajo.

Ya en su ciudad, el hecho de tener que simultanear los cometidos de arquitecto escolar, diocesano y provincial en una etapa de enormes dificultades le proporcionó un profundo conocimiento de sus paisanos y de su tierra.

La escasez producida por el aislamiento de España en la postguerra produjo una falta de materiales esenciales  como el hierro o el cemento lo que obligaba a proyectar con bóvedas o sistemas que permitieran construir los forjados en la propia obra.

Para  solucionar parcialmente esta penuria diseñó el Sistema de Forjados Palencia y lo compartió con sus colegas de modo tan habitual que fue denominado Forjado a la palentina. Además, aunque él se había formado ya en el conocimiento de la arquitectura moderna, recurrió también al dominio que sobre las técnicas y materiales constructivos tradicionales mostraban entonces los albañiles y maestros de obras para paliar estos problemas.

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Como arquitecto responsable de la Diócesis y de los edificios patrimoniales cuya conservación era competencia de la Diputación Provincial realizó más de un centenar de intervenciones de restauración y rehabilitación en construcciones históricas y muchas más en viviendas privadas. En muchos casos estas técnicas tradicionales protagonizaban una buena parte de las actuaciones, señalándolas claramente a través de una inscripción, un despiece diferente o una labra distinta para evitar equívocos cuando se actuaba en construcciones históricas.

Durante los últimos años de su profesión fue elegido Decano de los Arquitectos de León, Asturias y Galicia y Vicepresidente del Consejo Superior de los Colegios de Arquitectos de España, por lo que trató estrechamente con sus colegas de todas las zonas en esta etapa en la que además de ser Correspondiente de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, era también el responsable provincial de los refugios antiaéreos y antinucleares.

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